domingo, 8 de septiembre de 2013

TU NO TIENES NADA


Imaginemos las siguientes situaciones:
- Momentos previos a una votación. Un tipo se está moviendo por los pasillos y convenciendo a todo el mundo de su propuesta. El tipo tiene don de gentes
- Partido de fútbol. Cada vez que hay una pugna por un balón se lo lleva el mismo equipo. El equipo está teniendo suerte en los rechaces.
- Un grupo de profesionales está preparando una oferta comercial. Llevan muchas horas. Llega un tipo y la revisa. En poco tiempo detecta los fallos de cálculo que nadie había visto. Este tiene un talento para los números.
- A este otro todo el mundo se le acerca para pedirle ayuda o desahogar sus problemas. Sin duda, tiene empatía

¿qué tienen en común todas estas situaciones?

Se parecen en que estamos justificando el éxito por lo que se tiene: dones, talentos, suerte, empatía. Parece que solo se puede triunfar si se traen de serie las características necesarias en una suerte de determinismo del que no podemos escapar. Si esto es así, si nuestras posibilidades de éxito vienen dadas genéticamente, ¿para que competir en donde no tenemos posibilidades?

Amigos deterministas, podéis dejar de leer.
Este post está dirigido a los que estamos convencidos de que la genética es una base, pero que las habilidades se desarrollan, se entrenan y se fortalecen. Está dirigido a los que priman lo que se pone más que lo que se tiene. A los que prefieren “esfuerzo”, “dedicación” y “perseverancia” a “don” y “talento”

Pues bien, hoy quiera hablar del aspecto más importante para tener éxito. Se trata de la intensidad.

Según RAE:
Intensidad
2. f. Vehemencia de los afectos del ánimo.
Siendo
vehemente
1. adj. Que tiene una fuerza impetuosa.
2. adj. Ardiente y lleno de pasión.

Es decir, poner intensidad es actuar con el ánimo ardiente, impetuoso y lleno de pasión.
Creo firmemente que la intensidad es la característica más fundamental para condicionar voluntades, para atraer la suerte, para percibir los detalles y para generar confianza.
Porque si pones intensidad en lo que dices, convences. Y convences por lo que transmites, no por los argumentos.
Si pones intensidad actúas antes y más rápido.
La intensidad te permite ver los problemas y las oportunidades antes, porque activas tus percepciones y tu análisis a un mayor nivel.
Y también es la intensidad la que aumenta tu sensibilidad hacia los demás, porque el que escucha intensamente, se olvida de uno mismo y se centra en el otro. Es una especie de “outrospection” - introspección en el otro-. Eso si, conocer a la gente intensamente, genera una responsabilidad a la que no puedes quitar la cara.

Pero no solo se trata de tener éxito Se trata de enriquecerse teniendo más experiencias y más profundas, conociendo más puntos de vista y profundizando en nuestros argumentos, haciendo más cosas y queriendo más a la gente. En definitiva, creo que si vives intensamente, vives más.
Como decía aquel amigo de mi padre, “la vida no puede alargarse, pero si puede ensancharse

PD. Si, si que hace falta descansar de vez en cuando, pero si nos acomodamos en la baja intensidad, estaremos dejando pasar la vida sin vivirla
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