domingo, 25 de noviembre de 2012

VIVIR A MEDIAS

La vida es más compleja que nunca. Cientos de factores inciden en cualquier toma de decisión y en el análisis de las cosas ya no existen las verdades absolutas. Hoy en día, se puede argumentar una cosa y la contraria de forma solida y robusta. Incluso puede hacerlo la misma persona. De hecho, Telecinco ha generado un modelo de negocio de ello.


Lo que provoca esta situación es un mundo en el que no pasa nada. Se hacen cambios, pero a medias, no vaya a ser... Se toman decisiones, pero con prudencia que... Se apuesta por iniciativas, aunque... Se cree en la gente, pero no pongo la mano en el fuego... Se deposita la confianza, pero fiarme, fiarme... Y a lo que nos lleva esa indecisión es a que las cosas no pasen de verdad, a que no pase nada. Nada de nada.

Pues bien, lejos de buscar las excusas en lo que hay fuera, en las complejas circunstancias que nos rodean, deberíamos de encontrar la responsabilidad en nosotros porque nosotros somos los que no nos mojamos, los que no ponemos la carne en el asador, los que, en definitiva, vivimos a medias

Hay tres factores que provocan esta situación
El primero es la falta de profundidad en nuestras reflexiones. Pero esto es motivo en sí de un post.
El segundo es el miedo al fracaso. Hemos demonizado tanto el concepto de fracaso, que solo mencionarlo nos produce repelús. El fracaso es la base de la mejora. Según los expertos, para mejorar es necesario más de un 30% de fallos en la práctica. Si no, no estás mejorando, estas ejecutando lo que ya sabes hacer. Qué grande es ese momento en el que te quedas en soledad con tu fracaso y te conjuras para hacerlo mejor la próxima vez... Y que perdida tan grande para los que no lo viven...
El tercer factor es derivado del anterior y es la necesidad de control. Queremos saber lo que va a pasar. Necesitamos saber lo que va a pasar porque nos da pánico la incertidumbre. Hay toda una industria de la adivinación sacándoles las perras a los ingenuos abusando de este complejo tan extendido hoy en día. Sin meterme en más barros, habría que ver que rol juegan las religiones en todo esto, y también las investigaciones de mercado. Somos unos "cagaos" y creo que ya ni siquiera consideramos la valentía como un valor sino que lo empezamos a asociar a la irresponsabilidad

Pues bien, estoy harto de la gente que hace las cosas sin pasión. De la gente que no apuesta asumiendo que no hay soluciones perfectas. De los que viven atenazados por el miedo a equivocarse. De los que no se apoyan en la frustración para coger impulso. De los que no se meten en el lio aunque saben que se meten en un lio. Y de los que, al cabo del día, no tienen nada que contar.
Todos ellos viven a medias y vivir a medias es lo mismo que no vivir.

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