Imaginemos las
siguientes situaciones:
- Momentos previos a
una votación. Un tipo se está moviendo por los pasillos y convenciendo a todo
el mundo de su propuesta. El tipo tiene don
de gentes
- Partido de fútbol.
Cada vez que hay una pugna por un balón se lo lleva el mismo equipo. El equipo
está teniendo suerte en los
rechaces.
- Un grupo de
profesionales está preparando una oferta comercial. Llevan muchas horas.
Llega un tipo y la revisa. En poco tiempo detecta los fallos de cálculo que
nadie había visto. Este tiene un talento
para los números.
- A este otro todo el
mundo se le acerca para pedirle ayuda o desahogar sus problemas. Sin duda,
tiene empatía
¿qué tienen en común
todas estas situaciones?
Se parecen en que
estamos justificando el éxito por lo que
se tiene: dones, talentos, suerte, empatía. Parece que solo se puede triunfar
si se traen de serie las características necesarias en una suerte de
determinismo del que no podemos escapar. Si esto es así, si nuestras posibilidades
de éxito vienen dadas genéticamente, ¿para que competir en donde no tenemos
posibilidades?
Amigos deterministas,
podéis dejar de leer.
Este post está
dirigido a los que estamos convencidos de que la genética es una base, pero que
las habilidades se desarrollan, se entrenan y se fortalecen. Está dirigido a
los que priman lo que se pone más que lo que se tiene. A los que prefieren “esfuerzo”,
“dedicación” y “perseverancia” a “don” y “talento”
Pues bien, hoy quiera
hablar del aspecto más importante para tener éxito. Se trata de la intensidad.
Según RAE:
Intensidad
2. f.
Vehemencia de los afectos del ánimo.
Siendo
vehemente
1. adj. Que tiene una
fuerza impetuosa.
2. adj.
Ardiente y lleno de pasión.
Es decir, poner
intensidad es actuar con el ánimo
ardiente, impetuoso y lleno de pasión.
Creo firmemente que la
intensidad es la característica más fundamental para condicionar voluntades,
para atraer la suerte, para percibir los detalles y para generar confianza.
Porque si pones intensidad
en lo que dices, convences. Y convences por lo que transmites, no por los argumentos.
Si pones intensidad
actúas antes y más rápido.
La intensidad te
permite ver los problemas y las oportunidades antes, porque activas tus
percepciones y tu análisis a un mayor nivel.
Y también es la
intensidad la que aumenta tu sensibilidad hacia los demás, porque el que
escucha intensamente, se olvida de uno mismo y se centra en el otro. Es una
especie de “outrospection” -
introspección en el otro-. Eso si, conocer a la gente intensamente, genera una
responsabilidad a la que no puedes quitar la cara.
Pero no solo se trata
de tener éxito Se trata de enriquecerse teniendo más experiencias y más
profundas, conociendo más puntos de vista y profundizando en nuestros argumentos,
haciendo más cosas y queriendo más a la gente. En definitiva, creo que si vives intensamente, vives más.
Como decía aquel amigo
de mi padre, “la vida no puede alargarse, pero si puede ensancharse”
PD. Si, si que hace
falta descansar de vez en cuando, pero si nos acomodamos en la baja intensidad,
estaremos dejando pasar la vida sin vivirla
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