Describo los hechos; un coche se salta un stop y está a punto de chocar conmigo. Yo me encojo de hombros y espeto un “¿pero que haces?”. El tipo se baja del coche y me dice que me va a arrancar la cabeza bajo el argumento de que no tengo derecho a hacerle semejante gesto.
Y ahora me pregunto…¿en que momento sucedió que el encogerse de hombros y preguntar “¿pero que haces?” se convirtió en un hecho más grave que el saltarse un stop y estar a punto de provocar un accidente? Porque lo que allí se discutía no era el si yo tenía justificación para hacer el gesto, sino el haberlo hecho en si, considerando que semejante ofensa no tiene justificación bajo ningún concepto.
Me voy a la política…¿Cuándo se determinó que cazar con la licencia caducada en la provincia es más grave que estafar a la Seguridad Social? Porque al ministro Bermejo le costó el puesto lo primero y no que su mujer, de baja en la Seguridad Social de Madrid por lumbalgia, estuviese pegando saltos en un mitin de su marido en Murcia
Me voy a lo social…He oído en programas de televisión a gente afirmando que el Profesor Neira había perdido toda la razón porque había llamado “cucaracha” a su agresor. Hombre, que ha perdido TODA la razón…al menos a mi no me dio el coche, pero es que él estuvo un mes en coma.
Otro sujeto, tras unas declaraciones de Esperanza Aguirre diciendo que la gente que no ayudo a una pobre chica agredida en el metro eran unos cobardes, gritaba con orgullo en un programa de televisión “si eso es ser un cobarde…SI, soy un cobarde”. Este tipo considera más importante llevar la contraria a un político que defender la solidaridad, el civismo y la convivencia. Me pregunto que dirá cuando le agredan en un vagón lleno de cobardes…
En fin. Mi mensaje sería que hay que relativizar las cosas, pero da igual porque la educación ya es relativa
No hay comentarios:
Publicar un comentario