domingo, 6 de marzo de 2011
¿CAUSA O CONSECUENCIA?
"Es muy grave que dejemos de confiar en la justicia."
"Debemos de confiar en la justicia."
Estas son dos frases pronunciadas por Miguel Angel Revilla, presidente de Cantabria en la misma argumentación. Parecen decir lo mismo pero estoy en profundo desacuerdo con una de ellas y creo firmemente en la otra.
Me explico.
La primera es una verdad inatacable. Es una fractura en la confianza de una sociedad cuando se genera una duda sobre la independencia del Poder Judicial. En mi opinión, es una prioridad absoluta.
Sin embargo, la segunda afirmación es dramática. "debemos de confiar en la justicia"... Es terrible que frases como esta se pronuncien alegremente y capilaricen en la sociedad. Es cierto que es importante que confiemos en la justicia, lo reitero, pero en ningún caso tenemos el deber de confiar en ella. Es más, de lo que tenemos el deber de dudar de ella, de ponerla en cuestión y de exigirle explicaciones cuando proceda. En realidad, es la justicia quien tiene el deber de demostrar, mas allá de toda duda razonable, su transparencia y la culpa de que yo dude de ella la tienen los jueces que llevan el caso Faisán, el caso Camps, el caso Botín, lo de los Albertos y tantas otras actuaciones de tufillo corrupto.
Y le digo lo mismo a los políticos. Yo no tengo que confiar en ellos, son ellos los que me tienen que demostrar que merecen mi confianza y tampoco tengo la oblación de confiar en que las cosas van a ir mejor, eso debe de ser una consecuencia de las actuaciones de los agentes económicos.
Lo comentaba Daniel Herrero en una brillante conferencia en el Instituto Francés; "es ridículo pensar que conseguiré motivar a un jugador diciéndole que se motive porque la motivación es una consecuencia de mis acciones, no un objetivo en si"
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