domingo, 19 de julio de 2015

INSPIRADICTOS

Las cuatro modas
En los últimos años ha habido cuatro oleadas de modas que han marcado nuestro comportamiento y aspiraciones e incluso han producido gran volumen de negocio:

Primera Ola: La Estética.
Las calles se inundaron de centros de depilación láser, operaciones de estética, gimnasios con personal trainers expertos en productos quemagrasas, etc.

Segunda Ola: La Salud.
La estética era demasiado superficial, el cuerpo tenía que mostrarse sano también por dentro. Se abrieron herbolarios, parafarmacias, se puso en valor el origen de los alimentos y comenzó la moda del running.

Tercera Ola: La Superación.
Vale correr, pero corro para superarme. Mido tiempos, los comparto e incluso lanzo retos. El running es poco, hay triatlones, desiertos, etc. Se fabrican wereables para medirlo todo: el ejercicio, la alimentación, el sueño. ¡intento superarme hasta en dormir mejor!

Cuarta Ola: La Superación Mental
Estamos ahora metidos en ella. Comienza con el acceso a las charlas de TED y se expande en forma de cursos de mindfulness y titulaciones masivas de coaching. Todo lo relacionado con la neurociencia, la psicología o la sociología lo peta.

No voy a perder el tiempo prediciendo la siguiente. Me da igual si va por el esoterismo, la necesidad de trascendencia o lo que sea.

Mi reflexión de hoy se detiene en el perfil que ha surgido de esta última ola: el inspiradicto.

El Inspiradicto
Se trata de ese tipo que se pasa el día enchufado a las redes sociales, leyendo todo artículo que contribuye mejor al conocimiento del ser humano y sus posibilidades de superación. Cuando se cansa de leer, se enchufa a TED o cualquier otra fuente audiovisual y, si le sobra tiempo, aprovecha para formarse online vía MOOCs o presencialmente en conferencias o cursos, que hay muchos cada semana.
El inspiradicto es un pozo de sabiduría y conocimiento.
El problema es que, como toda adicción es una forma de evasión. Nos evade de un mundo cambiante dándonos la sensación de que leyendo sobre gente que cambia, estamos cambiando.
Nada más lejos de la realidad.


La conversación circular
Pero cocinar no es solo meter ingredientes en el caldero. Quiero decir que la adquisición de conocimientos y de información no produce nada. Es importante conocer las técnicas y tener referencias, pero es más importante hacer algo con ellas. Superarse mentalmente no es engordar mentalmente.
¿de qué sirve entenderlo todo si no producimos nada operativo?
Lo que está pasando con la psicosis de la transformación digital es que tenemos obsesión por actualizarnos en un entorno hipercambiante y ello ha llevado a una explosión de foros de gente superinformada que no son más que conversaciones circulares alrededor de los mismos conceptos y tratando de consensuar como deberían de ser las cosas. Como deberían de ser en abstracto.
Pero hacer, hacer, hay pocos que hagan.

La parte analógica de la revolución digital
Si, somos las personas. Adaptarnos a esta nueva era digital no significa conocer todo lo que hay, significa seguir produciendo aprovechando las nuevas herramientas. Esto no va de lo que hay fuera de nosotros –la tecnología- sino de lo que hay dentro –lo que somos capaces de hacer con ella-.
Creo que solo superaremos esta cuarta ola si somos capaces de ser mejores personas, pero sobre todo si somos mejores las personas que las máquinas.

Si de verdad queremos superarnos mentalmente, dejemos de aprender cómo se hace y empecemos a hacerlo.

Desengancharse
Va, en consecuencia, mi recomendación para dejar esta adicción, que no nos destruye, pero tampoco nos deja avanzar:

1. Comprende las cosas
Tu capacidad de comprensión va más despacio que tus ganas. No empalmes un libro con otro y no empieces a pensar en el próximo antes de terminar el actual. Ve despacio. Date tiempo para comprender las cosas en toda su profundidad.

2. Genera tu propio pensamiento
Lo que lees son experiencias ajenas. La ventaja es que te ahorran tiempo, pero no quiere decir que valgan para ti. Genera un criterio propio. Te darás cuenta de que muchas veces tomas aspectos de pensamientos opuestos y eso es maravilloso, es que estás creando tu ideario personal. Por cierto, no hace falta que tengas un criterio sobre todo y tampoco que sea en el momento.

3. Dale tiempo de cocción
El proceso creativo tiene su timing. Requiere introspección y también requiere compromiso. Para generar ideas hay que tener convicción, propósito y un determinado grado de obsesión y eso solo sucede dándole su tiempo. A veces es mejor saber menos pero usar esa sabiduría.

4. Adquiérelas, hazlas tuyas testándolas
Leí un día un “manual para ver una charla en TED”. El paso más interesante era el de dejar pasar una semana entre una y otra. En esa semana hay que tratar de poner en práctica al menos dos conceptos. Hasta entonces no los habrás adquirido. Cuando has hecho algo, puedes contarlo y ya sabes que lo que no puedes explicar es que no lo sabes. La mejor forma de explicar algo es a través de la experiencia propia.
Esto es válido para libros, cursos o conceptos adquiridos en una simple conversación.

5. Referénciate
Ahora que has generado un criterio propio, te has comprometido y has tenido experiencias al respecto, busca referencias. Te darás cuenta de que tu pensamiento no es único ni novedoso. Pero eso no es malo porque lo importante es que hayas llegado a la meta haciendo tu propio camino, porque es la única manera de estar seguro de que tus ideas son propias y no vives la vida de un inspiradicto cualquiera
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Mi buen amigo Pedro Casablanca me ha hecho llegar la respuesta del filósofo y pensador hindú Juddu Krishnamurti a una pregunta con bastante chicha:

Pregunta: De todo lo que Ud. ha dicho, saco la conclusión definida de que la erudición y el saber son impedimentos. 

Krishnamurti: Evidentemente, el saber y la erudición son impedimentos para la comprensión de lo nuevo, de lo atemporal, de lo eterno. Es indudable que el desarrollo de una técnica perfecta no os hace creadores. Puede que sepáis pintar maravillosamente, que poseáis la técnica; mas no es seguro que seáis creadores en materia de pintura. Tal vez sepáis escribir poemas técnicamente perfectos, pero es posible que no seáis poetas. Ser poeta significa -¿no es así?- tener capacidad para recibir lo nuevo, ser lo bastante sensible para responder a algo nuevo, a la lozanía de lo nuevo. Pero en la mayoría de nosotros el saber o la erudición se han convertido en afición, y creemos que por el hecho de saber seremos creadores. Una mente que está repleta, ahogada en los hechos, en conocimientos, ¿será capaz de recibir algo nuevo, súbito, espontáneo? Si vuestra mente está atestada de lo conocido, ¿queda en ella espacio alguno para recibir algo que sea de lo desconocido? Sin duda, el saber es siempre de lo conocido; y con lo conocido tratamos de comprender lo desconocido, algo que es inconmensurable.

Creo que merece la pena desglosar la respuesta:

el saber y la erudición son impedimentos para la comprensión de lo nuevo, de lo atemporal, de lo eterno”
Nuestro cerebro intenta anticiparse a lo que viene proyectando escenarios futuros. Para entender las cosas importantes o nuevas en toda su extensión, hay que liberarse de expectativas y prejuicios

el desarrollo de una técnica perfecta no os hace creadores”
Creo que si puede hacerte creador, pero no un innovador. Haras cosas nuevas, pero cosas sin alma. No hay una técnica popular para tocar el corazón de la gente. Solo la capacidad individual. Para tener buen sexo no vale con saberse el Kamasutra de memoria.

en la mayoría de nosotros el saber o la erudición se han convertido en afición”
Parece un hobby, una rutina, no algo que sirva para algo. Es saber por saber, pero sin trascendencia ninguna.

Si vuestra mente está atestada de lo conocido, ¿queda en ella espacio alguno para recibir algo que sea de lo desconocido?”
Hay tiempo para sembrar y tiempo para recoger. Si no, perdemos el tiempo.

Brillante


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