domingo, 19 de julio de 2015

INSPIRADICTOS

Las cuatro modas
En los últimos años ha habido cuatro oleadas de modas que han marcado nuestro comportamiento y aspiraciones e incluso han producido gran volumen de negocio:

Primera Ola: La Estética.
Las calles se inundaron de centros de depilación láser, operaciones de estética, gimnasios con personal trainers expertos en productos quemagrasas, etc.

Segunda Ola: La Salud.
La estética era demasiado superficial, el cuerpo tenía que mostrarse sano también por dentro. Se abrieron herbolarios, parafarmacias, se puso en valor el origen de los alimentos y comenzó la moda del running.

Tercera Ola: La Superación.
Vale correr, pero corro para superarme. Mido tiempos, los comparto e incluso lanzo retos. El running es poco, hay triatlones, desiertos, etc. Se fabrican wereables para medirlo todo: el ejercicio, la alimentación, el sueño. ¡intento superarme hasta en dormir mejor!

Cuarta Ola: La Superación Mental
Estamos ahora metidos en ella. Comienza con el acceso a las charlas de TED y se expande en forma de cursos de mindfulness y titulaciones masivas de coaching. Todo lo relacionado con la neurociencia, la psicología o la sociología lo peta.

No voy a perder el tiempo prediciendo la siguiente. Me da igual si va por el esoterismo, la necesidad de trascendencia o lo que sea.

Mi reflexión de hoy se detiene en el perfil que ha surgido de esta última ola: el inspiradicto.

El Inspiradicto
Se trata de ese tipo que se pasa el día enchufado a las redes sociales, leyendo todo artículo que contribuye mejor al conocimiento del ser humano y sus posibilidades de superación. Cuando se cansa de leer, se enchufa a TED o cualquier otra fuente audiovisual y, si le sobra tiempo, aprovecha para formarse online vía MOOCs o presencialmente en conferencias o cursos, que hay muchos cada semana.
El inspiradicto es un pozo de sabiduría y conocimiento.
El problema es que, como toda adicción es una forma de evasión. Nos evade de un mundo cambiante dándonos la sensación de que leyendo sobre gente que cambia, estamos cambiando.
Nada más lejos de la realidad.


La conversación circular
Pero cocinar no es solo meter ingredientes en el caldero. Quiero decir que la adquisición de conocimientos y de información no produce nada. Es importante conocer las técnicas y tener referencias, pero es más importante hacer algo con ellas. Superarse mentalmente no es engordar mentalmente.
¿de qué sirve entenderlo todo si no producimos nada operativo?
Lo que está pasando con la psicosis de la transformación digital es que tenemos obsesión por actualizarnos en un entorno hipercambiante y ello ha llevado a una explosión de foros de gente superinformada que no son más que conversaciones circulares alrededor de los mismos conceptos y tratando de consensuar como deberían de ser las cosas. Como deberían de ser en abstracto.
Pero hacer, hacer, hay pocos que hagan.

La parte analógica de la revolución digital
Si, somos las personas. Adaptarnos a esta nueva era digital no significa conocer todo lo que hay, significa seguir produciendo aprovechando las nuevas herramientas. Esto no va de lo que hay fuera de nosotros –la tecnología- sino de lo que hay dentro –lo que somos capaces de hacer con ella-.
Creo que solo superaremos esta cuarta ola si somos capaces de ser mejores personas, pero sobre todo si somos mejores las personas que las máquinas.

Si de verdad queremos superarnos mentalmente, dejemos de aprender cómo se hace y empecemos a hacerlo.

Desengancharse
Va, en consecuencia, mi recomendación para dejar esta adicción, que no nos destruye, pero tampoco nos deja avanzar:

1. Comprende las cosas
Tu capacidad de comprensión va más despacio que tus ganas. No empalmes un libro con otro y no empieces a pensar en el próximo antes de terminar el actual. Ve despacio. Date tiempo para comprender las cosas en toda su profundidad.

2. Genera tu propio pensamiento
Lo que lees son experiencias ajenas. La ventaja es que te ahorran tiempo, pero no quiere decir que valgan para ti. Genera un criterio propio. Te darás cuenta de que muchas veces tomas aspectos de pensamientos opuestos y eso es maravilloso, es que estás creando tu ideario personal. Por cierto, no hace falta que tengas un criterio sobre todo y tampoco que sea en el momento.

3. Dale tiempo de cocción
El proceso creativo tiene su timing. Requiere introspección y también requiere compromiso. Para generar ideas hay que tener convicción, propósito y un determinado grado de obsesión y eso solo sucede dándole su tiempo. A veces es mejor saber menos pero usar esa sabiduría.

4. Adquiérelas, hazlas tuyas testándolas
Leí un día un “manual para ver una charla en TED”. El paso más interesante era el de dejar pasar una semana entre una y otra. En esa semana hay que tratar de poner en práctica al menos dos conceptos. Hasta entonces no los habrás adquirido. Cuando has hecho algo, puedes contarlo y ya sabes que lo que no puedes explicar es que no lo sabes. La mejor forma de explicar algo es a través de la experiencia propia.
Esto es válido para libros, cursos o conceptos adquiridos en una simple conversación.

5. Referénciate
Ahora que has generado un criterio propio, te has comprometido y has tenido experiencias al respecto, busca referencias. Te darás cuenta de que tu pensamiento no es único ni novedoso. Pero eso no es malo porque lo importante es que hayas llegado a la meta haciendo tu propio camino, porque es la única manera de estar seguro de que tus ideas son propias y no vives la vida de un inspiradicto cualquiera
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Mi buen amigo Pedro Casablanca me ha hecho llegar la respuesta del filósofo y pensador hindú Juddu Krishnamurti a una pregunta con bastante chicha:

Pregunta: De todo lo que Ud. ha dicho, saco la conclusión definida de que la erudición y el saber son impedimentos. 

Krishnamurti: Evidentemente, el saber y la erudición son impedimentos para la comprensión de lo nuevo, de lo atemporal, de lo eterno. Es indudable que el desarrollo de una técnica perfecta no os hace creadores. Puede que sepáis pintar maravillosamente, que poseáis la técnica; mas no es seguro que seáis creadores en materia de pintura. Tal vez sepáis escribir poemas técnicamente perfectos, pero es posible que no seáis poetas. Ser poeta significa -¿no es así?- tener capacidad para recibir lo nuevo, ser lo bastante sensible para responder a algo nuevo, a la lozanía de lo nuevo. Pero en la mayoría de nosotros el saber o la erudición se han convertido en afición, y creemos que por el hecho de saber seremos creadores. Una mente que está repleta, ahogada en los hechos, en conocimientos, ¿será capaz de recibir algo nuevo, súbito, espontáneo? Si vuestra mente está atestada de lo conocido, ¿queda en ella espacio alguno para recibir algo que sea de lo desconocido? Sin duda, el saber es siempre de lo conocido; y con lo conocido tratamos de comprender lo desconocido, algo que es inconmensurable.

Creo que merece la pena desglosar la respuesta:

el saber y la erudición son impedimentos para la comprensión de lo nuevo, de lo atemporal, de lo eterno”
Nuestro cerebro intenta anticiparse a lo que viene proyectando escenarios futuros. Para entender las cosas importantes o nuevas en toda su extensión, hay que liberarse de expectativas y prejuicios

el desarrollo de una técnica perfecta no os hace creadores”
Creo que si puede hacerte creador, pero no un innovador. Haras cosas nuevas, pero cosas sin alma. No hay una técnica popular para tocar el corazón de la gente. Solo la capacidad individual. Para tener buen sexo no vale con saberse el Kamasutra de memoria.

en la mayoría de nosotros el saber o la erudición se han convertido en afición”
Parece un hobby, una rutina, no algo que sirva para algo. Es saber por saber, pero sin trascendencia ninguna.

Si vuestra mente está atestada de lo conocido, ¿queda en ella espacio alguno para recibir algo que sea de lo desconocido?”
Hay tiempo para sembrar y tiempo para recoger. Si no, perdemos el tiempo.

Brillante


jueves, 2 de abril de 2015

¿QUE QUÉ LE PIDO AL SISTEMA EDUCATIVO?

Hace dos años que mi hijo da clases de piano. 
Al principio le gustaba la matemática del asunto pero últimamente parece que está cogiendo el tiempo y el ritmo. Digo “parece” porque en casa no tiene piano y, por tanto, nunca le he escuchado.
El otro día nos planteó que le gustaría tener uno en casa para practicar. Enseguida entendió la necesidad de que se pudiese tocar con cascos para respetar a los vecinos, pero se mostró muy exigente en cuanto al contrapeso en las teclas y los pedales.
Fuimos a visitar varias tiendas y quedó prendado del Yamaha Clavinova CLP 525 pero hay un problema: el piano cuesta 1.180€

Lo primero que testamos fue su compromiso comprobando que estaba dispuesto a invertir todos sus ahorros en el proyecto: 153€
Sus padres decidimos invertir nuestros regalos de los próximos cumpleaños –nuestro mejor regalo es su felicidad, al fin y al cabo-
Pero sigue faltando mucha pasta…

Así que decidimos que Álvaro aprendiese algo más que piano. Que entendiese cómo funciona el mundo. Que más allá de tus objetivos está la obtención de los recursos y el compromiso con tus inversores.
Le propusimos hacer una ronda de financiación.

Él, como es muy tímido y le costaba exponerse, propuso hacerlo en vídeo para además tener mayor alcance y rapidez.
El resultado ha sido este.


En el proceso aprendió muchas cosas que a mi jamás me han enseñado en mi época académica infantil y adolescente. Aprendió que nadie invertirá en lo que a él le apetece, pero si en un niño más inteligente y más educado. Aprendió qué es un inversor y el compromiso que generas con él. Aprendió qué son las contraprestaciones. Aprendió a hacer las cuentas, sumas, restas, etc para tener consciencia del capital necesario. Ahora está aprendiendo la contabilidad y la diferencia entre el comprometido y el efectivo. El niño está aprendiendo cómo funciona el mundo real.

Pues tan solo esto es lo que le pido al sistema educativo. Me gustaría que mi hijo dedicase gran parte del tiempo que pasa en el colegio en hacer cosas que se hacen en la vida real. Me gustaría que afrontase los casos desde la motivación y el emprendimiento y que generase recursos y valor añadido para sus propósitos con mayúsculas.

Pero recordemos la lección. Yo estoy dispuesto a invertir también el ello y me comprometo a buscar entre las pasiones de mi hijo y contribuir a su desarrollo con la intención de que, en un futuro, padres y educadores vayamos a la misma velocidad.

Este post incluye publicidad realizada también por Álvaro en su programa de radio casero “Las Cosas que Hace la Gente”
En su programa ha aprendido a hacer una reunión de contenidos, a diseñar la escaleta. Yo le ayudo mucho a pulir el guión, pero los temas son suyos. Finalmente lo imprimimos y grabamos en el iPhone haciendo las tomas necesarias y dándole el brillo adecuado a la voz…

Como en la radio real
Como en la vida real


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domingo, 1 de febrero de 2015

HIENAS

Señores políticos, ser honrado es de pringaos.

Al menos es lo que me transmiten cada día los de los sobres, los de los EREs y los populistas pluriempleados.
Los veo discutiendo sobre si un modelo es bueno o malo, sin darse cuenta de que son ustedes los que los hacen todos malos con su inmoralidad.
Pero también me lo transmiten los jueces con moral política, los supervisores vendidos a los intereses del poder económico, los banqueros avariciosos, los medios de comunicación abaratados en lo económico y lo moral y los sindicalistas de consejo de administración.
No acaba ahí, también los auditores por encargo, los asesores serviles, los consultores vendehumos, los vendedores inmorales, los compradores sin IVA, los gourmets de cuenta corporativa, los trepas, los quejicas…

Señores políticos, no me expliquen lo que pasa, ya lo veo yo.
Veo a los que “cogen” la baja, como si fuese una opción. Piensan que la baja la paga la empresa esa a la que tanto odian. Pues no, tu baja la pago yo. A ver cuanto tardamos en verbalizar el “derecho a coger la baja”. La baja no la coges, te la dan.
Veo a profesores –algunos- que se indignan por tener que hacer un test para evaluar su nivel. Entiéndanme, en mi empresa yo evalúo y soy evaluado. Es la única forma de mejorar, y tenemos mucho que mejorar.
Presumimos de solidarios, pero seguimos aparcando en inválidos.
Vivimos por encima de nuestras posibilidades y, cuando ya no podemos más, le exigimos al moderado que comparta lo que tanto le ha costado construir.
Miramos tanto la responsabilidad de los demás que se nos olvida la propia.

Así con todo.

Considero ser honrado el esforzarte cada día con la intención de contribuir a una sociedad mejor, sin perjudicar ni aprovecharte de nadie y respetando las normas comunes. Todo ello respetando la diversidad y la libertad.

Pues mi elección es intentar ser honrado aunque también implique ser un pringado.

Por ello, queridos políticos, seguid ahí, como hienas masacrándoos por manejar el dinero de mis impuestos pero ni se os ocurra subir a un atril pagado con el sufrimiento y la libertad de gente honrada -de aquí o de Venezuela-, a darme lecciones de moral.

Porque la moral es una responsabilidad individual, incluidos ustedes

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miércoles, 14 de enero de 2015

TODOS PROBAMOS DE LA MISMA MEDICINA

Estimados Sres de mi seguro médico,

Tenemos que hablar...

Verán, se que suena extraño que un cliente se dirija a ustedes solo para “hablar de nuestra relación”, pero es que llevamos muchos años juntos, el tiempo pasa y todos cambiamos. En realidad, el mundo ha cambiado. Lo nuestro sigue teniendo futuro, pero tenemos que hablarlo. Se que da pereza discutir de estas cosas, pero es que hace tiempo que no me siento especial…

Bueno, sin coñas. El mundo ha cambiado. Sin embargo, mi relación con los servicios de salud es la misma. Ha evolucionado la medicina, pero la relación médico-paciente sigue estancada en un modelo industrializado y cada vez se ven más los intereses económicos.

No estoy descontento, ni mucho menos, con sus servicios, pero estamos en el mundo para mejorar y creo que un poco de reflexión no nos vendrá mal.

Voy a esquematizar mi propuesta de modelo relacional en cinco puntos:

1. Déjennos ser parte del proceso. Ustedes, como individuos, exigen a su compañía que les explique las decisiones estratégicas que toman y quieren ser consultados. Pues sepan que para mi no hay nada mas estratégico que mi salud y si quieren un total compromiso por parte de los pacientes, consideren que se trata de un proceso de negociación. Me ofende que no me escuchen, pero me ofende más que tomen decisiones sobre mi salud sin consultarme las opciones. Ni siquiera tengo claro que sea legal.

2.  El efecto placebo y la propiocepción son dos ayudas impagables en los procesos de recuperación, pero requieren un vinculo de confianza paciente-medico. Usted está aquí para ayudarme, pero usted también necesita mi ayuda. La complicidad a la hora de la recuperación acorta los plazos y mejora los resultados y ustedes lo saben. ¿por qué no se trabaja más en ello en las consultas?

3. Créanme, hay una revolución ahí afuera con esto del CRM y la personalización de los servicios. En todos los sectores funciona y en el suyo debería. Eso del médico pasando consulta a todos los pacientes como si fuesen iguales va a morir… o va a matar -profesionalmente, entiéndanme- a los que lo sigan haciendo. En los pueblos, el médico sabía si el paciente era exagerado o se quejaba poco o si describía bien sus síntomas o no pero las economías de escala han matado la personalización. Clasifíquenme, segméntenme, taggeenme, pero no me atiendan igual que a la señora quejosa de 70 años que también tiene alto el colesterol.

4. El acceso a la información es algo que ni ustedes, ni nadie va a poder controlar. No se enfade porque busque en Internet información sobre mi lesión o sobre los medicamentos que me recetan. Es mi derecho y, si no me informan apropiadamente en la consulta, me niego a no ejercerlo. Lo que pueden hacer es acompañar y canalizar el proceso de información. Les recomiendo que escuchen a Genis Roca.


5. Las tecnologías ahorran dinero y tiempo. No obliguen a sus pacientes a desplazarse a sus centros para consultas que se pueden hacer por correo electrónico, como una lectura de analíticas. Cuando hay un vínculo de confianza entre medico y paciente, esto puede hacerse en remoto. Pero para ello, el médico tiene que haberse preocupado de tener ese vínculo. A veces parece que me quieran cobrar toda la consulta...


Hay muchos médicos buenos o malos para cada uno de nosotros y yo necesito tener claro que el que está conmigo es con el que me entiendo.

Como creo que mi argumentación es esencialmente positiva, les añado que me he encontrado con grandes médicos que no solo me han eliminado síntomas o mejorado lesiones y enfermedades, sino que gracias a las molestias que se han tomado para entender y explicarme como funciona mi cuerpo, me han inspirado para llevar una vida más sana desde hace tiempo. Mi agradecimiento a todos esos doctores y fisioterapeutas.


También he encontrado médicos que han sido muy impertinentes cuando les he preguntado, y otros que me han diagnosticado erróneamente por no escucharme, incluso me han prescrito contra las indicaciones del propio laboratorio que fabricaba el medicamento, pero eso ya se lo contaré en otro momento, ahora estamos construyendo algo positivo
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sábado, 13 de septiembre de 2014

AYUDAR A LA GENTE ES UN FLACO FAVOR


Mi padre vivía agobiado porque mi generación venía mordiendo y yo vivo agobiado porque no le veo las ganas de morder a la generación que viene detrás” decía mi amigo Jorge Segado el otro día.
Comentaba que, en la generación de nuestros padres, deseaban algo y luchaban duro por ello aunque nunca llegasen a conseguirlo. En la nuestra, deseábamos algo, luchábamos duro y casi siempre teníamos la recompensa a nuestro esfuerzo. La generación que viene, cuando ha deseado algo, lo ha tenido inmediatamente. Pero lo grave es que a nuestros hijos, les estamos dando cosas antes de que las deseen.

Todo esto tiene una consecuencia tremenda y es que se ha perdido la cadena ambición-esfuerzo-recompensa. A mi me gusta añadir ambición-esfuerzo-recompensa-...o no, porque muchas veces el camino es igual de importante que la meta, como dice Ángel Sanz.

La ruptura de esta cadena provoca una sociedad blanda, que pierde la percepción de la dificultad de las cosas y es permeable a discursos demagogos y cargados de sobre-promesas sin esfuerzo. 
Una sociedad que exige mucho pero compromete poco.
Una sociedad en la que los héroes son aquellos que hacen algo mientras el resto no hace nada. Hasta que ya es tarde y toca protestar, echar la culpa a alguien y pedir que otro alguien te arregle el problema.
Es una sociedad propensa a la búsqueda de pelotazos, soluciones rápidas y ajenas, como las píldoras de Matrix que te hacían asimilar conocimientos en segundos.

Y en esto del aprendizaje y desarrollo me paro. Una frase que he escuchado toda mi vida en la gente más joven cuando se enfrentaba a la necesidad de dar más en el trabajo era: “es que me tienen que dar formación”.

Analicemos.
-“es que” es un giro lingüístico que implica la presentación de una excusa
-El verbo "tener" implica obligación. Al estar conjugado en tercera persona del plural, la obligación es de otro.
-“dar” implica gratuidad
-Y, finalmente, "formación" está utilizado bajo la acepción de alguien que me cuenta lo que hay que hacer mientras yo me siento y escucho.

Llevado a otras palabras “la culpa de no dar más en el trabajo es de la Empresa -u otros- que no han venido detrás de mío a regalarme métodos que me hagan ser mejor sin esfuerzo…como es su obligación

Aquí va mi receta:
-La Empresa es un ente abstracto y no está pendiente de ti, solo del valor que aportas al accionista. ¿sabes quien si que se va a preocupar por ti? Tú mismo. Exígete que te esfuerces un poco más, que te lo mereces.
-Trabaja para ti, para ser mejor cada día y tener valor por ti mismo. Pasas 10 horas al día en tu trabajo y allí entrenas y entregas el valor que generas. El balance es ético.
-No aceptes que te regalen nada. No es un favor, tiene unas consecuencias terribles y es que no sepas lo que cuesta conseguir las cosas.
-La formación no es pasiva. Te formas en un 20% con la teoría y un 80% con la práctica. No se a que esperas.
-Nunca jamás pongas como excusa el acceso a la formación. Hoy en día en la red tienes suficiente para formarte en todo lo que necesites. Amazon, Ted, Blogs y hasta twitter son fuentes inagotables. Es más, las universidades están empezando a colgar su contenido en abierto. Esto va de buscarse la vida. A tu empresa pídele que te pague más porque ya te has generado tú tu valor

El peor favor que le puedes hacer a alguien es estar pendiente de él y anticiparse a sus necesidades. No creo en los planes de carrera que crea la Empresa para sus empleados –de todas formas, nunca llegan a nada- solo creo en los planes de carrera que los profesionales hacemos para nosotros mismos porque implican compromiso, aplican esfuerzo y generan valor de verdad.

Finalmente está el agradecimiento. Al no valorar el esfuerzo propio, tampoco se valora el ajeno. El agradecimiento está en desuso. Me da vergüenza ajena cuando oigo a alguien decir “me lo he ganando yo solo” y me hace recordar toda la gente que me ha ayudado en mi vida. Este sistema crea individuos egoístas y carentes de empatía que solo ven lo que pueden conseguir de el de enfrente.

Dicho esto, mi intención es no volver a ayudar a nadie proactivamente. Solo ayudaré a los que lo pidan con intensidad, especificando lo que quieren y estando dispuestos a poner esfuerzo.
Otra cosa es un flaco favor
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-foto vía Gema Martín

sábado, 26 de julio de 2014

VARIABLES


¡Joder!
Qué complicado es todo. Para cualquier cosa hay que tomar un millón de decisiones.
Hasta para pedir una pizza. Primero si lo hago por internet o por teléfono. Luego elegir entre los 80 formatos, lo que implica llamarlos por su nombre a cada uno. Finalmente seleccionar la oferta; si pido dos ingredientes me regalan las bebidas, pero si pido un helado me regalan una equivalente, aunque si pido una extra grande no me regalan ni las bebidas ni el helado, pero me sale a mitad de precio…
¡Dios mío!
Pago más, pero que  me lo hagan sencillo.
Me imagino que de cosas así viven las compañías telefónicas con sus tarifas inescrutables, pero no es sobre lo que quiero reflexionar hoy.

Lo que me ronda en la cabeza en un factor que complica o simplifica la toma de decisiones: el número de variables que implicamos en una elección.
A más variables, más compleja. Sin embargo, hay una relación inversa y es que cuantas menos variables, más impredecibles son los efectos en el futuro cercano.

Imaginemos.
El formato más sencillo es el que solo incluye una variable: “porque lo necesito”. Por ejemplo, voy a girar a la izquierda porque necesito ir por ahí. Obviamente, es muy fácil tomar la decisión, pero las consecuencias son que estoy molestando a los de atrás, que pongo en riesgo a los que vienen de frente, que dificulto la convivencia…
Por otro lado, si queremos contemplar muchas variables conscientemente, parece que jamás llegaremos a tomar una decisión, porque nuestro cerebro se bloquea a un nivel de procesamiento.

Para mí es muy sencillo. Se trata de establecer una jerarquía de variables que servirá para ser operativos cuando haya que decidir algo rápido, tomando pocas variables –las del tope de la jerarquía- e ir ampliando según tengamos más tiempo.
Esto, intuitivamente, ya lo hacemos muchos, pero la intuición pone criterios curiosos por encima de todo:

“Esto, ¿a mí que me aporta?” suele ser el principal. Es egoísta y egocéntrico, como el propio ser humano. Es en lo único que pensamos cuando tenemos que decidir algo y no hay tiempo. Su derivada en momentos críticos es “¿Cómo me salvo yo?” y en algunos se declina en “¿Que saco yo de más que los demás?”. Por eso nos colamos en las colas o pagamos sin IVA, porque “Si todos respetamos las normas, la convivencia será más fácil” está muy por debajo en la jerarquía. Es prácticamente una becaria. 

Es un ejercicio interesante pensar en gente que conocemos y adivinar que hay en el tope de su estructura decisional. Conozco a algunos que, antes de cualquier decisión se preguntan: “¿Me hace parecer mejor de lo que soy?” o “¿Me atribuye el mérito a mi?” o “¿Se hace como yo quiero?” que es lo mismo que “¿Me da la razón a mí y solo a mí?”.

Creo que hay una variable decisional que debería de estar por encima de todas. Es “¿qué efecto causa en los demás?” y es difícil de poner delante de las demás, porque requiere empatía y hoy en día no estamos entrenados para ser empáticos. El ponerte en el lugar de otros, te permite visualizar mejor las situaciones y ser capaz de predecir cómo se desarrollarán las cosas. La gente lo asocia a una especie de talento, un don que tienen algunos, pero tan solo se trata de ver las cosas desde varios puntos de vista, más allá del tuyo. Eso te permite entender mejor la complejidad del mundo y tomar decisiones contemplando muchas más variables, las tuyas  y las de otros

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Por otro lado.
Todo proceso complejo se puede automatizar. Si no, ¿de qué podríamos conducir estando pendientes de tantas cosas o manejar ágilmente un smart phone con todas sus prestaciones?

Una vez que te entrenas a hacer las cosas, estas pasan a ser gestionadas por la parte no consciente del cerebro y dejan de suponer un esfuerzo –ver La teoría del esfuerzo-. Es decir, se puede pensar con muchas variables si hemos educado nuestro instinto entrenándolo a hacerlo utilizando un determinado esquema jerárquico, aunque sea complejo. Si has puesto la de “¿qué efecto causa en los demás?” al principio, mejor.
Así, las decisiones rápidas, y las importantes también, se regirían por criterios simples y consistentes. Del mismo modo, algunas variables se automatizarían y discutirían solo inconscientemente como "¿cuanto esfuerzo me supone?" porque el esfuerzo ya no se discute, o "¿y si no hago nada?" porque el problema de este mundo es que nadie hace nada.

No me preocupa que la gente le parezca raro que piense con intensidad, a mi no me supone más esfuerzo. Me preocupa la poca profundidad con la que se toman decisiones hoy en día, especialmente por la poca consideración de los efectos de las mismas


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jueves, 26 de junio de 2014

CUANDO LA EXCEPCION SE CONVIERTE EN LA REGLA


Nunca nadie dijo eso de que “la excepción confirma la regla”. Realmente se dijo que “la excepción pone a prueba la regla” pero la expresión se fue prostituyendo y alguien hizo que acabase significando lo contrario de lo que pretendía originalmente. Que se yo, sería algún político o algún publicitario…

Sin embargo, con el tiempo, se están dando unas circunstancias que me llevan a pensar que podría decirse que la excepción se ha convertido en la regla.

Hoy en día, el mundo es complicado y las cosas, aunque se repitan, nunca son exactamente lo mismo. La segunda vez es diferente por el mero hecho de serlo y no ser la tercera o la cuarta. Las cosas no se replican de forma científica porque cada vez intervienen más variables en las decisiones y en lo que hacemos.
En el terreno del trabajo o de la vida ya no podemos tener reglas, tenemos que tratar cada situación como nueva, como única, como diferente.

Por otro lado, según creces profesionalmente, dejas de hacer un trabajo para gestionar a gente y creo que según creces personalmente también vas perdiendo interés por lo material y ampliándolo por lo que te ofrecen las personas. El problema es que  la vida es fácil, lo complicado somos las personas”.

Consideremos entonces que cada persona es distinta y debemos de tratarla como tal. Por lo tanto, no debemos engañarnos pensando que hay recetas para relacionarte igual con grupos homogéneos de gente, ya sean amigos, compañeros de trabajo o familia. Debemos de considerar a cada persona como única porque ellos se sienten así y sería un desprecio no percibir los matices que tiene cada uno y que les hace realmente especiales.
Una vez me dijo una amiga que no le hacía sentir especial porque yo tenía una relación especial con todo el mundo. No cuestiono que pueda suceder lo segundo, pero creo que es algo que no podemos evitar si queremos tener auténticos amigos. Ahora, lo primero no es cierto y el hecho de que ese comentario hecho hace tiempo me inspire a escribir hoy, lo desdice.

Por lo tanto; si. Tengamos una relación diferente y especial con cada una de las personas que conocemos y nuestra vida será más rica, más completa.
De alguna forma, la excepción se acabará convirtiendo en la regla
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